Discurso Facultad Libre de Rosario, Apertura Ciclo Lectivo 2007
La Facultad Libre de Rosario les da la bienvenida y los hace partícipes de su alegría. Poco más de un año atrás, la idea de una institución educativa dedicada a abundar en las posibilidades de encuentro que ofrecen verbos como transmitir, crear, distribuir, experimentar, jugar, producir, pensar y amar, dejaba de ser un sueño y se convertía en un desafío que asumíamos junto a toda la ciudad. Hoy, a un año de haber abierto nuestras puertas, y después de haber intercambiado experiencias con casi dos mil personas a lo largo de todo 2006, una extraña mezcla de destino y deseo nos reúne. Y aquí estamos, tripulantes de una aventura tan digna como necesaria, de cara al segundo ciclo lectivo; acompañados por viejos amigos, por los que logramos hacer en este año de vida y por aquellos con los que seguramente habremos de iniciar nuevas amistades; en condiciones de afirmar que el camino que emprendimos impulsados por la alquimia de aquellas palabras, rinde frutos en las transformaciones y en las relaciones de quienes decidieron aventurarse a la escucha, la lectura, la producción intelectual, el grupo de estudio y la escritura.
Porque era posible y necesario abrir el arte y la cultura a una mirada que acompañara y potenciara lo que la ciudad de Rosario venía produciendo con el tríptico de la infancia, con las prolíficas manifestaciones de la cultura independiente, con su avidez y su apertura hacia lo nuevo.
La Facultad Libre es una voz más de ese coro polifónico, pletórico de voces que se superponen sin jerarquías y confluyen en el diálogo, dispuesta a reforzar la apuesta por una educación participativa y liberadora, el mismo objetivo de siempre, el que enarbolaron los librepensadores de todos los tiempos, en cuya tradición nos alineamos aspirando a continuarlos.
Porque, como ellos, nuestro mayor logro es, sin duda alguna, haber trabajado a partir de la diversidad de ideas y de experiencias, y que en nuestro caso se hace evidente en la ritualidad celebrante en que se ha transformado la asistencia a clases. Integrar trayectorias de formación diferentes, edades distintas, expectativas profesionales y laborales disímiles, nos afirma en la idea de que el conocimiento debe cubrir y adaptarse a los deseos de quien desea aprender. Que la educación sea un amparo para ustedes resignifica nuestro trabajo otorgándole sentido y espesor. Por eso en este ciclo que iniciamos hoy continuamos apostando al entrecruzamiento de saberes, al borramiento de las fronteras disciplinarias que conducen a la especialización. Como decía Ricardo Forster en una clase del año pasado en la Facultad: “el cruce del arte poético, las matemáticas, la alquimia, la nemotecnia, la magia, como lo hacía posible el filósofo renacentista, sirve como un modelo crítico de la escena educativa contemporánea. Creo que uno de los ingredientes más que interesantes de una experiencia como la Facultad Libre de Rosario —agrega— es el modo en que retoma este aliento renacentista. Que ustedes puedan transitar por seminarios o cursos que vayan de la filosofía del cuerpo y la experiencia de la senectute a la gastronomía. Y que haciendo un seminario de gastronomía mezclen al mismo tiempo, química, historia de la religión, política del cuerpo y geografía. Este me parece que es un punto interesante, algo así como ir hacia un tiempo pasado para reinventarlo y convertirlo en una herramienta crítica de ciertas zonas del presente.”
2006 fue un año muy especial, porque transitábamos nuestro primer año de vida como institución y porque poníamos en marcha una maquinaria cultural que requería de una enorme logística; pero también porque confluían las expectativas de todos ustedes, de los docentes, de la ciudad, y las nuestras. Asimismo hemos arribado a buen puerto, y en apenas 9 meses de vida hemos organizado más de 250 clases dictadas en distintos auditorios de la ciudad y otras 50 dictadas en 13 localidades de la Provincia de Santa Fe; hemos tenido una presencia activa en la Feria del Libro de Buenos Aires con 6 mesas redondas por las que pasaron más de 1000 personas; hemos organizado varias presentaciones de libros; hemos coordinado grupos de estudios semanales; hemos establecido una red interinstitucional a través de convenios con instituciones y organismos de todo el país; hemos lanzado una revista de cultura (FARO) de circulación nacional; hemos dado los primeros pasos junto a HomoSapiens para fundar nuestro propio sello editorial, cuyo primer título “Las ideas del rock: genealogía de la música rebelde” es una transcripción editada del seminario “Rock y pensamiento” dictado por Sergio Pujol.
Nada de eso habría sido posible sin la colaboración de todos ustedes, sin instituciones con una larga tradición en la promoción de la cultural, que nos honraron con su compromiso constante; si la personas que, desde diferentes espacios de la gestión pública y privada, nos dieron su apoyo; y, finalmente, sin la enorme vocación de servicio del equipo que conforma la Facultad Libre.
Por eso esperamos que este año, como el anterior, cada encuentro pedagógico sea un lugar de encuentro entre los libros escritos y lo que están por escribirse, un espacio donde surja la idea que se transformará en proyecto y alentará ilusión. Si esto sucede al menos una vez, toda enseñanza está justificada, todos los esfuerzos compensados.
A los alumnos y docentes, al equipo de trabajo de la Facultad Libre, al Intendente Ing. Miguel Lifschitz, a la Secretaría de Cultura y Educación, a la Secretaría General, al Centro Cultural Bernardino Rivadavia, al Centro Cultural Parque de España, al Grupo MoveRSE, a la Fundación del Banco Municipal, a la Universidad Nacional de Rosario, a ICARO, a los medios que nos brindan su apoyo permanente difundiendo cada una de nuestras actividades, a los sindicatos y colegios de profesionales que día a día se pliegan a esta movida; a todos les damos las gracias, con el orgullo de saber que nos encontramos, una vez más, para compartir un espacio de crecimiento común donde, por decisión y convicción, nada que sea humano nos será ajeno.
Rosario, abril de 2007. Centro Cultural Bernardino Rivadavia