Entrevista Revista Ñ, Sección Cátedra, 2007
1) ¿Quién es un potencial alumno de la Facultad Libre?
Los alumnos de la FL son gente de la más variada. Jóvenes que complementan sus carreras con materias dictadas, muchas veces, por profesores que en sus facultades sólo ven en la bibliografía. Profesionales que desean extender sus conocimientos a una diversidad diferente. Gente mayor con asignaturas pendientes que ven en la FL la posibilidad de acceder a una educación diferente, donde, si lo desean, pueden obviar ciertas obligaciones formales (evaluaciones, plazos, etc) que ya no les interesa, abocándose a estudiar por el placer de estudiar.
2) ¿Cuál es el concepto de educación de la Facultad Libre?
La FL pivotea alrededor de dos conceptos fundamentales. Por un lado, la apertura del saber –muchas veces endogámico– a un público masivo, más interesado en debatir, leer y aprender, antes que en un título o en la acumulación de puntos para un currículum. Y por el otro, la reincorporación a la currícula de ciertos saberes plebeyos que fueron dejados de lado, en la medida que la educación se convirtió en una maquinaria generadora de profesionales en serie. Cuando en la antigüedad, un griego le hablaba a sus discípulos de matemática, filosofía, astronomía, ética o política, lo hacía sin perder de vista la vida real; con el correr del tiempo, la educación se fue atomizando de tal manera que hoy los profesionales son gente cada vez más especializada y enfocada, por lo tanto más empobrecida. De allí que en la FL haya materias como “El arte de amar”, “De senectute”, “Crítica de la razón mediática” o “Pensamiento”. Porque de nada sirve explicar a Descartes, a Hegel o Bohr, si no comprendemos las implicancias que sus ideas alcanzan en la vida cotidiana.
3) ¿Qué necesidades viene a cubrir esta Facultad?
Fundamentalmente la de un saber descontracturado, más acorde al deseo que a la obligación y a la producción en espejo. En educación no es lícito prescindir de lo diverso, gran parte de los errores en que declina el pensamiento humano proceden del afán de homogeneizar y generalizar.