Discurso Lanzamiento Facultad Libre de Rosario

Dicen que no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su momento. Dicen también que nada vale la pena si no se está enamorado. De esa alquimia que ha hecho converger a esta inquietante ciudad de Rosario y tal vez a la más grande reunión de docentes y pensadores que haya dado la argentina en mucho tiempo, surge la Facultad Libre de Rosario. Heredera de una noble tradición humanista que hunde sus raíces en las universidades populares de principios del Siglo XX, con los hombres y mujeres que sembraron el territorio nacional de bibliotecas populares, clubes de fútbol, mutuales y la mayoría de las instituciones intermedias que han hecho de este país un semillero de profesionales, deportistas y artistas que han bregado por una argentinidad amplia y participativa. De allí surgieron experiencias como la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil, que engrandecieron hombres como el querido Rubén Naranjo. De allí surgió también la Biblioteca Popular Florentino Ameghino de Venado Tuerto y la Facultad Libre de Venado Tuerto, en la que hoy se inspira la Facultad Libre de Rosario con la intención de implementar un concepto de educación creativo y estimulador, que posibilite un vínculo diferente con el saber, en la relación docente-alumno, innovando las formas del aprendizaje, uniendo la filosofía, el arte, la ciencia y el conocimiento a la vida cotidiana.

La Facultad Libre de Rosario es una experiencia de educación alternativa con un sentido humanista concreto: generar pensamientos acerca de la condición humana, construir herramientas efectivas para mejorar la calidad de vida de las personas, descontracturar ideas que suelen presentarse como abstractas y complejas, cuando en realidad son comunes a todos los seres humanos en tanto que somos el territorio donde se explaya el existir. El hecho de que estemos vivos no garantiza que sepamos vivir. Se puede estudiar Medicina, Derecho o Ingeniería y ejercer cada una de estas profesiones, pero no hay una escuela que enseñe a vivir. Por eso, en un tiempo en que el saber tiende cada vez más a desvincularse de la vida real, la Facultad Libre de Rosario se propone vincular la educación con el tema que desde siempre nos aqueja y nos ocupa: nuestra condición humana, el delicado asunto de la vida.

La Facultad Libre de Rosario surge, pues, de considerar que no están agotadas las posibilidades para la consecución de una vida social e individual más digna, en relación a los deseos y las potencialidades humanas, abocándose a la búsqueda de aquello que aún no es y puede ser, conciente y celebrante de la desarmonía constitutiva que nos asiste como seres humanos. Concibiendo a la educación como una herramienta para desarrollarse en el arte del buen vivir, el único arte que –como decía Erich Fromm– nos hace artistas y objeto de nuestro arte, dándonos la oportunidad de esculpirnos tanto a nosotros mismos como al ámbito social en el que se despliega nuestra vida y la de nuestros semejantes.

La Facultad Libre de Rosario no busca competir ni colisionar con la educación formal; por el contrario, surge como una experiencia complementaria, como un emprendimiento destinado a producir condiciones efectivas y afectivas para el cultivo del interior de las personas y la mejora de sus vínculos con el mundo.

La Facultad Libre de Rosario, formada básicamente por docentes de Córdoba, Rosario, Buenos Aires, La Plata y Mar del Plata, se ofrece como un laboratorio para pensar un país diferente, a la altura de nuestros deseos y nuestras posibilidades. Los depositarios de esta fuerza socializadora: los alumnos de la Facultad Libre y la ciudad de Rosario, que será testigo y protagonista de esta experiencia.

La diversidad (que proviene del latín diversitas, variedad) es una de las principales banderas de esta experiencia, porque lo diverso incorpora la condición, cualidad y posibilidad de lo diferente, del otro. Y en educación no es lícito prescindir de lo diverso; gran parte de los errores en que declina el proceder humano provienen del afán de homogeneizar y generalizar. La diversidad, que también comparte su raíz con la palabra “diversión” (diversus), nos da la oportunidad de entender que la diversión es un componente fundamental de la vida y por ende, del proceso de enseñanza y aprendizaje. De allí que en esta casa de altos estudios haya materias como “Juguetes y jugadores”, “Ritos y costumbres de la vida cotidiana”, “Economía para no economistas” y “Patafísica”, que se incluya el tiempo libre, la imaginación, los sueños, la contemplación, los misterios, la divergencia y el sentido lúdico y mágico de la vida como partes indispensables del proceso de aprendizaje.

Aldous Huxley decía que “la experiencia no es lo que nos pasa sino lo que hacemos con las cosas que nos pasan” . Hagamos algo pues, nada raro, nada que no sepamos hacer. Por eso mientras la sociedad actual, con sus precarios anhelos altruistas, tiende a desechar aquello que no le sea funcional, la Facultad Libre de Rosario, exhibe con orgullo su estamento más preciado, el Concejo de Ancianos, un cuerpo colegiado interdisciplinario formado por sabios que, al igual que en la antigüedad clásica y las tribus indígenas, se reunirá para analizar a puertas cerradas aquellas cuestiones que la institución, en alguno de sus estamentos (alumnos, docentes, administrativos, humanos) no pueda resolver, al cabo de lo cual el Concejo expedirá sus conclusiones.

¿De qué otro lugar sino del diálogo entre el saber experimentado y el ímpetu de las nuevas generaciones, se puede construir un mundo mejor? ¿De qué otro lugar sino del roce entre la empresa y la cultura puede pensarse el lugar en el que convivimos y nos cruzamos todos los días? ¿De qué cosas se nutre la educación sino del saber de nuestros maestros y de la generosidad de quienes pregonan el software libre?

Si es cierto que la verdad se ofrece sonriente cuando nos encuentra en estado de alegría despreocupada, recuperemos la concentración que poníamos en los juegos cuando éramos chicos, la pasión con que se besan los enamorados, la magia del asombro, la emoción que despierta la belleza. Sólo de la memoria de ese poder que alguna vez todos ejercimos podremos obrar mejor en el sentido que le daban los griegos, para quienes “obrar bien” y  “ser feliz” eran una y la misma cosa. Por eso, como decían las incumbencias humanas de la Facultad Libre de Venado Tuerto, y ahora las de Rosario: nos proponemos recuperar la tradición del interés por el bien como afirmación de la vida, esa tradición que hoy nos da la oportunidad de inaugurar esta maravillosa Facultad Libre.

Rosario, 6 de octubre de 2005. Centro Cultural de Parque España

Email
Facultad Libre
Academia
Twitter
Facebook
LinkedIn
Vicios Profesionales
Blog Personal